miércoles, 3 de julio de 2013

MP 96



Monstruos perfectos
-96-
La norma es compleja, multiforme. A parte de las horas de trabajo hay que hacer las compras, sacar dinero de los cajeros automáticos (donde tienes que esperar muy a menudo). Además, están los diferentes papeles que hay que hacer llegar a los organismos que rigen los diferentes aspectos de tu vida. Y encima puedes ponerte enfermo, lo que conlleva gastos y nuevas formalidades.
No obstante, queda tiempo libre. ¿Qué hacer? ¿Cómo emplearlo? ¿Dedicarse a servir al prójimo?
Pero, en el fondo, el prójimo apenas te interesa.
  
Ampliación del campo de batalla, 1994Michel Houellebecq.

lunes, 1 de julio de 2013

Lo que no es Nueva York



Lo que no es Nueva York

FUIMOS a parar a lugares inhóspitos, como en realidad lo son todos a los que uno llega por primera vez si no hay un amigo esperándote. Visitamos apartamentos en zonas que no nos gustaron, pero a las que luego volvimos y ya no parecían tan malas. También fuimos a zonas que, simplemente, estaban demasiado alejadas de mi trabajo, o de una boca de metro, que son como fuentes desde las que brota la civilización en estas ciudades achatadas.
Una vez salimos en una estación elevada del corazón de Brooklyn y, cuando bajamos a la calle, algunos de los chicos que estaban por allí, apoyados en las verjas o en los capós de los coches esperando no se sabe qué, se quedaron mirándonos como si fuésemos corderitos arrojados a la jaula de los leones. Las calles eran sórdidas, desangeladas, había alambradas doblegadas rodeando patios de cemento, hierbajos emergiendo por las grietas de la acera, parcelas convertidas en basureros... Salimos de allí apretando el paso, y por suerte, ninguno de esos chicos movió ni un solo dedo por hacerse con los billetes que yo llevaba en el bolsillo.
En otra ocasión, a punto estuvimos de alquilar un pequeño apartamento en Inwood. Estábamos desesperados.
Inwood es el barrio de Manhattan más alejado de Nueva York, de lo que en realidad es Nueva York, quiero decir, y eso, ya se sabe que va cambiando con el tiempo. Al principio, Nueva York era sólo la punta sur de la isla, apenas llegaba a la calle Wall, donde un muro la protegía del ataque de los indios Lenape. Eran los tiempos de Nueva Amsterdam. Poco a poco fue creciendo, se secaron las antiguas marismas y aparecieron Canal Street y los macarras de Five Points, luego, la calle Houston, y con eso ya tenían a mano la antigua población de Greenwich Village, que pronto fue anexionada y convertida en un emblema de la ciudad. Y entonces llegó el plan urbanizador de 1811. Milagrosamente se respetó la intrincada orientación de las calles del Village y se numeró el resto de calles de la isla en una cuadrícula que llegaba mucho más lejos de lo que los urbanizadores imaginaron que se pudiese llegar, hasta las colinas de Washington, lo que hoy en día se conoce por el Harlem blanco. Y parece que bastó con dibujar las calles para que la ciudad se expandiese como una gota de tinta sobre papel secante, se creyese su destino capital. Se llegó a la calle 14 y a la 23. Alguien dibujó un gran rectángulo en el centro de Manhattan. Se hizo la luz. Se anexionó Brooklyn. Plantaron el Flatiron en el cruce de la Quinta con Brodway. Se comenzó el metro. Se alcanzó la calle 59, el sur de Central Park, crecieron los Upper Sides, nadie llegó al Harlem hasta que el alcalde Giuliani sacó de allí a los chicos malos...
Pero Inwood... Inwood, a día de hoy, todavía no es Nueva York. Por más que se encuentre en Manhattan, que haya una sede del Met, las pistas de atletismo de la Universidad de Columbia y una estación de metro expreso, por más que incluso hasta allí llegue esa arteria neoyorquina que es la avenida Brodway. Inwood no es Nueva York. Más te vale cruzar el río e irte a vivir a Brooklyn o a Queens, incluso a Nueva Jersey, que quedarte en ese barrio agreste y periférico, húmedo y helado en invierno, que está en el extremo noroeste, pegado al Hudson, ni más ni menos que a veinte kilómetros de la Zona Cero.
Y sin embargo, se dice de él que es el único que conserva, en sus parques, la vegetación original de la isla. Lo único en ella que no es foráneo. Aunque tal vez por eso, precisamente.
No todo lo que conforma Nueva York es Nueva York. Las camareras de los bares del Bronx anhelan vivir en Manhattan algún día. Ese sueño es Nueva York. Y vivir en Inwood, para nosotros, desde luego, no lo era. Era un destierro del que por suerte nos libramos en el último momento, por los pelos. Pero esa será otra historia, la historia que nos llevará hasta Herbie, que quiere llegar, pero no llega.

viernes, 28 de junio de 2013

MP 95



Monstruos perfectos
-95-
Desde la puerta de La Crónica Santiago mira la avenida Tacna, sin amor: automóviles, edificios desiguales y descoloridos, esqueletos de avisos luminosos flotando en la neblina, el mediodía gris. ¿En qué momento se había jodido el Perú?
Conversación en La Catedral, 1969. Mario Vargas Llosa.

jueves, 27 de junio de 2013

País traidor



País traidor
Está sucediendo lo que es lógico, la desafección de los jóvenes por su tierra, y pronto, por sus mayores, padres, tíos, abuelos, esas generaciones que les abocaron al páramo estéril sobre el que yerran sin atisbo de gloria y con cada vez más rencor.
Se irán, sí, me dicen, pero, si pueden, no volverán, o si hay que volver, si algún día cambian la tornas y hay que volver y, por ejemplo, hay que dar de alta una empresa, lo harán en un paraíso fiscal, que de esos sí los hay aquí en la Tierra, y lo harán sin ningún rubor, todo por no dejar ni una peseta en este país traidor.

miércoles, 26 de junio de 2013

MP 94



Monstruos perfectos
-94-
-Y éste -intervino el director sentenciosamente-, éste es el secreto de la felicidad y la virtud: amar lo que uno tiene que hacer. Todo condicionamiento tiende a esto: a lograr que la gente ame su inevitable destino social.
Un mundo feliz, 1932Aldous Huxley.

martes, 25 de junio de 2013

MP 93



Monstruos perfectos
-93-
-La mayoría de vosotros -grita Tyler bajo el cono de luz, en el centro del sótano lleno de hombres- estáis aquí porque alguien quebrantó las reglas. Alguien os ha hablado del club de la lucha.
El club de la lucha, 1996. Chuck Palahniuk.

lunes, 24 de junio de 2013

MP 92



Monstruos perfectos
-92-
La primera regla del club de la lucha es que no se habla del club de la lucha.
El club de la lucha, 1996. Chuck Palahniuk.

viernes, 21 de junio de 2013

MP 91



Monstruos perfectos
-91-
En primer lloc, jo no he aconseguit mai escriure una poesia. La meva incapacitat, en aquest punt, és tan gran, que ni ho he intentat. Hi ha moltes persones que escriuen la poesia desde la seva més tendra infància, d'una manera gairebé inconscient. Se'ls enganxa una musiqueta a l'orella i van tirant de la rifeta. Arriba un moment, però, que la musiqueta -per la rao que sigui- se'ls desenganxa. És per això, sospito, que hi ha tants ex-poetes de vint-i-cinc anys -poetes retirats de la poètica. 
El cuadern gris, 1966. Josep Pla.

miércoles, 19 de junio de 2013

Algunos detalles



Algunos detalles

Con la investigación sí hay futuro, reza el nuevo lema, y nos plantan no un cartel, sino directamente la foto de unos chicos jóvenes, a la mitad de los cuales tengo la suerte de conocer. Les contaré algunos detalles sobre ellos:
La mayoría tiene cursadas un par de carreras: Teleco y Forestales, Comunicación Audiovisual y Teleco, Optometría y Teleco, más un Máster; hay uno que está a punto de terminar Física, y ya es arquitecto, y ha cursado el Máster en Ingeniería Acústica, y el tío tiene 27 años; un par de ellos son premio final de carrera (sí, como los que no le dieron la mano al ministro); tres han ganado el Premio Andrés Lara, que se otorga a los mejores investigadores jóvenes de toda España en el campo de la acústica y los ultrasonidos; otro acaba de ganar el premio al mejor trabajo investigador entre los estudiantes del congreso internacional Phononics 2013; el trabajo de otro fue seleccionado finalista en el ISTU, congreso de referencia mundial en el campo de la medicina ultrasónica de terapia; una de la chicas ha trabajado en la sección de diseño y desarrollo de transductores ultrasónicos en una empresa escocesa durante dos años, y ha regresado para trabajar en el ámbito de la acústica submarina; a uno le concedieron una beca de cuatro meses y con el dinero de los dos primeros sueldos va y se compra un ordenador ¡para trabajar! Y me dice con una sonrisa en los labios: es una inversión. Los mayores ya participan en la formación de los más jóvenes, dirigen trabajos final de carrera y de Máster, imparten charlas y prácticas en las diferentes titulaciones, dirigen proyectos de investigación, realizan el trabajo duro en el laboratorio, participan en convenios con empresas y cuando vienen a las reuniones de equipo, si te descuidas, saben más que tú.
El futuro de estos chicos me preocupa, aunque el señor Toharia tenga razón y en EEUU se estén frotando las manos y les tengan la alfombra y el talonario preparados, pero, aún así, me preocupa. No porque vayan a tener que emigrar (unos nos están pidiendo las cartas de recomendación, otros tienen la maleta preparada, otros ya se fueron), que también, pues emigrar por obligación siempre es doloroso, me preocupa principalmente por nosotros, por los que nos vamos a quedar aquí sin ese tipo de gente, los mejores en lo suyo, gente seria, comprometida, trabajadora, eficiente, responsable, con iniciativa y con los pies en el suelo. Desde un punto de vista egoísta pienso, si no están aquí, en Gandia, estarán haciendo las cosas bien en otro lado, participando en el desarrollo industrial y científico de otras regiones, y no de las nuestras, y dejar que eso suceda, se mire por donde se mire, parece una tremenda equivocación.
Así que tal vez no debiéramos preguntarnos qué va a ser de nuestros jóvenes investigadores, sino qué tipo de sociedad tendremos cuando ellos se hayan ido.
 

martes, 18 de junio de 2013

MP 90



Monstruos perfectos
-90-
Uno de los estudiantes levantó la mano; aunque comprendía perfectamente que no podía permitirse que los miembros de una casta baja perdieran el tiempo de la comunidad en libros, y que siempre existía el riesgo de que leyeran algo que pudiera, por desdicha, destruir uno de sus reflejos condicionados, sin embargo..., bueno, no podía comprender lo de las flores. ¿Por qué tomarse la molestia de hacer psicológicamente imposible para los Deltas el amor a las flores?
Un mundo feliz, 1932Aldous Huxley.

lunes, 17 de junio de 2013

MP 89



Monstruos perfectos
-89-
-Sal de toda esa tristeza. Olvídala. No es más que un día de verano.
Adiós, hermano, 1951. John Cheever.

viernes, 14 de junio de 2013

Un tipo ingenioso


Un tipo ingenioso

Toda lealtad es pobre comparada con unas risas. Las lágrimas, simples episodios de intensidad dramática, puros latidos de un corazón atropellado, pero humildes emociones frente a la risa. Ni siquiera el amor más romántico se puede comparar a una velada con un tipo gracioso. Esto, de sobra lo saben las mujeres. Tal vez por eso, ninguna obra sin humor merezca encontrarse entre las grandes de la literatura, y tal vez por eso, El ingenioso hidalgo posea esa superlativa capacidad para convencer a tirios y troyanos de que es, entre todas, la mejor, porque la obra maestra de Cervantes es, sobre todo, un libro de humor, y aunque hay ternura, aventuras e incluso amor, lo realmente importante es que te partes de risa con las vicisitudes de esa pareja de Pepes Gotera y Otilios, de Mortadelo y Filemón, de Lauren y Hardy, que son en definitiva Don Quijote y Sancho Panza.

Flaco favor le hacen al libro quienes pretenden extraer enseñanzas, escuela y hasta filosofías, que las tiene, y un buen rato, pero repito, poco ayudan en la labor de animarle los lectores. Porque, aun siendo un libro tan respetado, me temo que es y seguirá siendo poco leído. Y es una lástima, porque es bien difícil encontrar libros que te hagan reír.

Me gusta especialmente una escena, del tercio aproximado que llevo leído, en que se narra la ocurrencia de Don quijote de entablar una batalla con un puñado de sacas de vino colgadas en una habitación en la que el ventero le había dejado descansar. Imagínense: el ventero, su esposa, el cura y unos cuantos más que van haciendo burla de las sandeces que dicen Don Quijote y su escudero, pero que al fin, se apiadan y le dejan descansar, y cuando se dan cuenta, abren la puerta de la estancia y se lo ven allí pinchando cueros de vino como si le fuera la vida en ello, venga a pinchar aquí y allá, a hacer saltar chorros y chorros de vino, que él imagina sangre de gigante. Y, claro, al ventero, ante semejante visión, casi le da un soponcio. ¡Su vino! Salta sobre él y no lo mata de milagro.

Es lo que tienen los tarados, que la gente les coge cariño, y luego te la lían.

Les adjunto el fragmento y les animo a coger la novela con ganas de pasarlo bien, aunque no solo risas se van a llevar al cuerpo. Por el camino, entre otras cosas, conocerán a un tipo fantástico. Qué tío, ese Don Quijote.

jueves, 13 de junio de 2013

MP 88



Monstruos perfectos
-88-
El campo de la norma ya no te bastaba; no podías seguir viviendo en el campo de la norma; por eso tuviste que entrar en el campo de batalla.  
Ampliación del campo de batalla, 1994Michel Houellebecq.

miércoles, 12 de junio de 2013

MP 87



Monstruos perfectos
-87-
... y ya había cumplido los treinta y nueve años, y seguía echándoles la culpa a sus padres de ser como era-
Las correcciones, 2001. Jonathan Franzen.

martes, 11 de junio de 2013

Echar de menos


Echar de menos

Me comenta uno de mis alumnos sobre un compañero, de cuerpo presente, que al chico le gusta leer, que él es subirse al tren y cogerle un sueño terrible y caer rápidamente en los brazos de Morfeo, pero que al otro no hay quien le quite el libro de las manos.
El otro va a lo suyo. Nos escucha hablar sobre su hábito lector pero no dice nada, intenta terminar su examen. Cuando lo entrega, saca de dentro de la mochila un tocho, me mira orgulloso y me dice: Mira, esto es lo que estoy leyendo ahora.
Aguzo la mirada y descubro una novela histórica. Es de S. P., me explica, y con un pundonor que a día de hoy resulta anacrónico, añade: es profesor universitario, otorgando al hecho un empaque que contrasta con el que muchas veces se adjudican los propios profesores, y que queda de manifiesto con ese dicho mordaz que ellos mismos hacen circular: “Pon un perro en la puerta de la facultad, y, si no ladra a destiempo, llegará a catedrático”. 
De vez en cuando, cuánto reconforta ver las cosas desde el otro lado. Y cuánto les voy a echar de menos, ahora, que acaba el curso.