sábado, 28 de junio de 2014

MP 175


Monstruos perfectos
-175-
Mary iba con mucho cuidado. Antes de dar una clase la escribía entera, utilizando los argumentos, y a menudo las palabras, de autores aceptados, no fuera a ser que por casualidad dijera algo escandaloso. Sus propias ideas se las guardaba para sí, y las palabras adecuadas para expresarlas se debilitaron con el paso del tiempo; sin desaparecer por completo se encogieron hasta convertirse en puntos remotos y nerviosos, como pájaros que se alejan.
Cazadores en la nieve, 1981. Tobias Wolff.

miércoles, 25 de junio de 2014

MP 174



Monstruos perfectos
-174-
Lo que caracteriza al esqueleto, en un primer esbozo de psicología esquelética, es el no dar su brazo de hueso a torcer, la intransigencia, la intolerancia. Se dobla por aquí o por allá, mediante un mecanismo de locomotora, pero no le pida usted que se doble por otro sitio, porque se rompe.
Mortal y rosa, 1975. Paco Umbral.

miércoles, 4 de junio de 2014

Kant Reloaded


Kant Reloaded

Se le veía a Immanuel de lo más agradecido a sus mandamases en ese fabuloso y hoy en día tan necesario artículo titulado ¿Qué es la ilustración? Lo leyó uno por allá su adolescencia de instituto y de entre las categorías y demás exóticas comidas de olla que se les ocurrían a los filósofos se queda con esta reflexión de madurez, y luego con lo de la caverna de Platón y con lo del empirismo de Hobbes, que también tenían su gracia.

Decía Immanuel en ¿Qué es la ilustración? que una sociedad ilustrada es aquella en la que sus miembros han alcanzado la mayoría de edad; no en el sentido cronológico, sino en el de la autonomía, estableciendo un paralelismo entre la vida de la persona, que pasa de la niñez a la madurez cuando alcanza su mayoría de edad -y es entonces cuando se le supone el juicio, la capacidad de decisión, y la responsabilidad de sus actos-, y la de la sociedad, que puede encontrarse o no en su mayoría de edad, es decir, en ese momento en que es dueña y responsable de su destino.

Aseguraba también, y se le nota cierta tímida esperanza en sus palabras, que un hombre tiende de forma natural a madurar, y lo mismo una sociedad, que tiende de modo natural a ilustrarse. Sin embargo, identifica dos enemigos firmes a esta evolución: por un lado la vagancia, o la cobardía del individuo para tomar las riendas de su propio raciocinio, y por otro el poder de los líderes o gobernantes, que no siempre estimulan ese crecimiento en sus pueblos. Algo así como le pasa a un adolescente que empieza a dejar de serlo, que debe asumir el hecho de la madurez, tomar el control de sus decisiones, no relajarse en los placeres de la dependencia, y esperar que sus padres no le pongan muchas trabas para que la transición se complete.

En eso Immanuel estaba de lo más contento con su Federico II,  un gobernante ilustrado que comprendía que el camino correcto pasaba por ceder derechos y obligaciones al pueblo, y no limitarle con leyes que lo aniñaran. Según Kant, no vivían aún en una época ilustrada, pues faltaba mucho por hacer, pero al menos vivían en una época de ilustración, es decir, que estaban avanzando en la buena dirección.

Se pregunta uno qué opinaría el ínclito filósofo acerca de nuestra época, de las actuaciones de los gobernantes y de los gobernados, y le da la impresión de que pensaría que ambos nos hemos estancado un poco, los primeros por tratar a sus ciudadanos como a peleles, y hacerlo a conciencia, y los segundos por dejarnos guiar por los senderos de la alta política sin levantar la cabeza, con la placidez del adolescente que no se pregunta quién hace frente a las facturas ni de dónde sale el dinero de la paga semanal.

El caso es que ya no queda paga, y los viejos se empeñan en seguir haciendo de tutores y, claro, la autoridad se resiente y se les pierde el respeto con la chequera vacía. Pero ¿acaso esa falta de respeto no indica una voluntad de asumir el mando, esto es, de madurar? Apártate, que yo también puedo, que yo puedo hacerlo mejor. Eso es lo que empiezan a decir algunos, tal vez asumiendo su parte del trato (y del error), ese sapere aude  (ten valentía para hacer uso de tu propio entendimiento) que señala el camino de la ilustración.

La otra parte del trato corre del lado del gobernante, que, según Kant, para dirigir a su pueblo hacia la mayoría de edad debería asegurar el derecho a la expresión pública de la opinión individual. No parecen estar muy por la labor en esto los nuestros, pues las leyes actuales, y las que vienen, más bien constriñen ese derecho. Un profesor no puede dar su opinión sobre asuntos internos del colegio sin miedo a ser expedientado, parece que no quieran pancartas con eslóganes en las calles, que nos juntemos a charlar en corrillos en plazas, ni siquiera es conveniente preguntar a la gente qué opina más allá de una vez cada cuatro años. Así que ¿época ilustrada, de ilustración o más bien conviene resetear y volver a cargar el programa?

domingo, 1 de junio de 2014

MP 173


Monstruos perfectos
-173-
-¿Puede usted aburrirse?
-Y ¿por qué no?
Kiti adivinó que Anna sabía de antemano lo que ella iba a contestar:
-Porque siempre es usted la más hermosa.
Anna Karénina, 1877. León Tolstói.