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miércoles, 22 de enero de 2014

MP 149



Monstruos perfectos
-149-
-Mi mujer me ha regalado un chaleco de punto por nuestro aniversario de boda -había confesado al barman, con la cabeza espesa por el coñac.
-¿Y qué esperaba usted? -había respondido el barman-. En eso consiste el matrimonio.

 Intérprete de emociones, 1999.  Jhumpa Lihiri.

lunes, 4 de febrero de 2013

En las antípodas... todo es idéntico


En las antípodas... todo es idéntico 

Cada vez estoy más convencido de que, como dice la canción de Javier Crahe, en las antípodas... todo es idéntico a lo autóctono. Una prueba más: la literatura de la inmigración no deja de ser una literatura de personajes. Y los personajes, por más brazaletes rojos y blancos que lleven, saris que vistan, caballa al curry que coman o viajes que se peguen a la India a ver a sus ricos parientes, tienen algún interés en la medida en que padecen las tribulaciones propias de la vida, es decir: el mal de amores, la penuria, los celos, el rencor, el remordimiento, la avaricia, el odio, la ambición, la inseguridad, la desgracia, y ese largo etcétera que todos conocemos y que acontece en todas las tierras, épocas y clases sociales.

Tierra desacostumbrada es, como su autora bien se ocupa de aclarar en la cita inicial*, un libro sobre gente que vive en tierra extraña, donde no ha nacido, donde no vive ninguno de sus abuelos, donde los amigos lo son antes por la circunstancia de haber nacido en el mismo remoto país que por la existencia de una sintonía efectiva de caracteres. Esto impone al texto algunas curiosidades y anécdotas que nos pueden interesar en la medida en que la mayoría de nosotros sí vivimos con los pies sobre la tierra en la que hemos nacido, y descubrir esa idiosincrasia es un aliciente para su lectura. Leyendo se aprende, algo, supongo. Pero el principal motivo para leer el conjunto de relatos de Jhumpa Lahiri es que prácticamente la mayoría de ellos consiguen atraparte con ese don que la autora tiene para hacer que relatos de tirada media (cuentos largos o novelas muy cortas) te subyuguen, te atrapen, y no te dejen dedicarte a otros menesteres hasta que hayas averiguado cómo acaba la historia que tienes entre manos.

*La naturaleza humana no dará fruto, al igual que la patata, si se planta una y otra vez, durante demasiadas generaciones, en la misma tierra agotada. Mis hijos han tenido otros lugares de nacimiento y, hasta donde alcance mi control sobre su fortuna, echarán raíces en tierra desacostumbrada.

Nathaniel Hawthorne

La aduana

Si hay algo que echar en cara, tal vez sea la redundancia temática que detecto en la segunda parte del libro, y el innecesario empeño en escribir cuentos cuyas historias se entrecrucen. Práctica que me parece sobrevalorada o, en cualquier caso, sobada.

Relaciones familiares y de pareja discurren en estas páginas cargadas de los colores, olores y sabores de la India, que se disfrutan, con la nostalgia del emigrante, en las tierras frías del norte de América. Si tienen que hacer un regalo regalen Tierra Desacostumbrada y una semana después se lo agradecerán.

Tenía aptitudes para la ciencia, así que siguió adelante, se especializó en biología en Columbia y luego ingresó en la Facultad de Medicina. Aguantó dos años, sobre todo porque conoció a Megan y se enamoró de ella. Pero, cuanto más la conocía, más claro empezó a resultarle que él carecía de su dedicación, su empuje. Una noche, mientras estaba estudiando para un examen de farmacia, salió a tomar un café. Caminó unas manzanas para estirar las piernas, y luego unas cuantas más. Siguió caminando por Broadway, un centenar de manzanas a través de Washington Heights hasta Lincoln Center, y luego siguió hasta Chinatown donde, al rayar el alba, próximo al delirio, se detuvo al fin. Descargaban camiones de pescado y verduras, la vida volvía a echarse cautelosamente a la calle. Entró en una panadería, tomó un té y pan de coco, vio un grupo de mujeres chinas sentadas en torno a una mesa al fondo, clasificando una montaña de espinacas. Tomó el tren de regreso hacia las afueras y durmió durante el examen. Empezó a saltarse una clase, luego otra. Transcurrió una semana y, a pesar de su pasividad absoluta, tuvo la sensación de que estaba alcanzando el mayor logro de su vida. Dejó la carrera, sin decírselo a sus padres hasta que terminó el semestre. Esperaba que Megan rompiera con él, pero ella respetó su decisión y siguió a su lado. Casi a modo de broma, tras abandonar la carrera de Medicina, solicitó entrar en la Facultad de Periodismo en Columbia pero no lo admitieron. 
Tierra desacostumbrada, 2008. Jhumpa Lahiri.