viernes, 20 de diciembre de 2013

Lo que nos gusta


Lo que nos gusta


Se sabe que los objetos sienten afinidades. Así, a los columpios les gusta que les empujen en determinados momentos, sólo en determinados momentos, cuando ya han realizado su camino de ida y vuelta en libertad y quedan como suspendidos ante nuestros ojos, paralizados en el tiempo, casi flotando, esperando que nuestras manos procedan a transmitirles la energía mecánica que necesitan para el siguiente vuelo. También, se sabe que a las cuerdas les gusta vibrar de una determinada forma. Le das un martillazo a la cuerda de un piano y te sale un Do, se lo das a otra y te sale un Re, y así siempre, unas suenan a Do y otras a Re, no se puede evitar. Una patada a una mesa y ese ruido que te irrita, molesto, es su firma, su afinidad más íntima, es tan suyo como el color de la mesa o el tipo de madera del que está hecha. A los objetos les gusta moverse de una forma determinada.

Se sabe también que los humanos tenemos afinidades de ficción. Así, a unos les gustan las historias de juicios, se recrean en el placer de ver cómo se defienden o cómo se atacan el abogado defensor y el fiscal cuando suben al estrado, cómo encaran los rostros abotargados de los miembros heterogéneos del jurado, cómo entrelazan argumentos y extraen conclusiones, cómo cada uno pinta las cosas según le conviene. Otros son espectadores de acción. La adrenalina sintoniza con su esencia y la emoción les desborda cuando ven un reloj en cuenta atrás, cuando hay que cortar un cable rojo o uno azul, cuando el precipicio se acerca y es imposible, imposible, detener el autobús cargado de niños… A mí me gustan las historias de supervivencia. Ponedme a un grupito de gente a tener que salir de un laberinto, o a escapar de una horda de zombis o apestados, o a permanecer juntos en un sótano hasta que decaiga el nivel de radiación que hay afuera y me lo paso como un niño el día de su cumpleaños. Sin saber por qué, a cada uno nos gusta que nos hablen de un tipo de mundo, de un tipo de vida. Y como los objetos, reaccionamos con exuberancia cuando la imaginación nos lleva por esos derroteros, cuando se nos empuja en el momento oportuno.



No hay comentarios:

Publicar un comentario