viernes, 17 de mayo de 2013

Carteles de nuestros días


Carteles de nuestros días

La síntesis de las necesidades y los objetivos de un pueblo, visto desde el enfoque de sus gobernantes, ha sido históricamente bien conjugada en las consignas de los carteles. Basta echar una ojeada a los magníficos que se realizaron durante la Guerra Civil Española, en los que aparecen eslóganes de lo más aclaratorios sobre la ideología y el estado de la contienda:

¡Antifascistas!, barramos el fascio y hagamos que España sea el faro que ilumine el mundo.
1ª Cruzada. España orientadora espiritual del mundo.
El analfabetismo ciega el espíritu. Soldado, instrúyete.
Ante Dios nunca serás héroe anónimo.
Estat Català. No oblideu que estem en guerra!
Ya presentimos el amanecer en la alegría de nuestras entrañas.
¡Basta de “ensayos” y “proyectos”! Primero ganar la guerra.
Con el triunfo de los ejércitos, la unidad de las tierras de España.

Proliferan en tiempos de guerra, pero persisten en tiempos de paz, aunque sea en forma de pequeñas estampas de correos, obligando a los mandamases, porque algo hay que poner en ellos, a declarar sus intenciones por escrito.

Ojeando en la colección de mi cuñada descubro este: Industrialización española. Timbrado en 1975. Treinta y ocho años hace ya. Y aunque no puedo dejar de encontrar buenas intenciones en la proclama, tampoco puedo evitar pensar que lo que se quiso hacer no se hizo, sean las que fueran las razones, lo que viene a confirmar la sospecha de que también la palabra escrita se la lleva el viento.

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