jueves, 5 de diciembre de 2013

MP 138



Monstruos perfectos
-138-
La primera vez que oí hablar de la playa fue en Khao San Road, Bangkok. Khao San Road era tierra de mochileros.
La playa, 1996. Alex Garland.

lunes, 2 de diciembre de 2013

MP 137




Monstruos perfectos
-137-
Así son las perspectivas de la esperanza, pensaba el Magistral; cuanto más nos acercamos al término de nuestra ambición, más distante parece el objeto deseado, porque no está en lo porvenir, sino en lo pasado; lo que vemos delante es un espejo que refleja el cuadro soñador que se queda atrás, en el lejano día del sueño...
La regenta, 1884. Clarín

sábado, 30 de noviembre de 2013

MP 136



Monstruos perfectos
-136-
La mayoría de los jefes tiene sus normas. Rompe las normas y acabarás con los jefes.
La playa, 1996. Alex Garland.

jueves, 28 de noviembre de 2013

Lo más visto


Lo más visto

Las cinco reflexiones más seguidas, de las cincuenta que ha dado de sí el año:





  

martes, 26 de noviembre de 2013

Un año en Tiemann Pl.


Un año en Tiemann Pl.


Joseph Pe
Un año hace ya que se abrieron las puertas de este almanaque. Momentos de ilusión e incertidumbre, como sucede siempre que uno ataca los principios de una aventura nueva sin saber muy bien sobre qué suelo está pisando. Comenzábamos echando unas canastas con Harry Conejo, un veinteañero estadounidense, y hemos acabado en una playa tailandesa con Richard, un adolescente inglés. Por el camino tierras europeas y americanas, fundamentalmente, períodos históricos no muy lejanos, siglos XIX y XX, historias de gente graciosa, o entrañable, o deprimida, o adúltera, mujeres desarraigadas, tipos que emigraron y no olvidaron a sus hijos pero vivían como si los hubiesen olvidado, chavales valientes que se saltaron las leyes, mujeres encantadoras capaces de torcer voluntades que gobiernan corporaciones, hombres que matarían por proteger a sus hijos, o por un pedazo de pan que llevarse a la boca, o por restablecer una dignidad ultrajada. En fin, lo de todos los días.

Algunas de estas historias han pasado desapercibidas, otras, por alguna razón desconocida, prendieron como la pólvora. Por aquello de que se acerca el fin de año y apetece recapitular, les muestro aquí  la lista de las cinco menos atendidas. Mañana, o pasado, las cinco que más lo fueron.

Un saludo y gracias por la compañía.

Repetirse, 10

viernes, 22 de noviembre de 2013

MP 135



Monstruos perfectos
-135-
Quiero decirle, no se case con el sufrimiento. Algunos lo hacen. Se casan con él, y duermen y comen con él, como marido y mujer. Si se van con la alegría, creen que es adulterio.
Carpe Diem, 1956. Saul Bellow.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Pedagogía extrema



Pedagogía extrema



Tal vez el castigo sea una herramienta pedagógica que haya dado sus frutos. La letra con sangre entra, se decía, y todavía hay quien lo defiende. Lo que es un hecho es que si el castigo destruye al aprendiz, poco habremos avanzado.

En una sombrerería de una popular calle madrileña, nos contaba su propietario la desventura de uno de sus proveedores.  El hombre, mayor ya, trabajaba la piel de manera artesana. La seleccionaba para hacer fundas para puros o plumas, más tarde bolígrafos, forros de licoreras, cubiletes en los que no sonaban los dados al ser agitados, tarjeteros, esas cosas… Cortaba la piel, la rebajaba, la humedecía con sabe Dios qué productos químicos, la tensaba sobre un soporte de madera y dejaba que fuera secando durante un mes, en que día a día le aplicaba, con un hueso de ballena, un perfil de fuerza para que tomara la forma deseada.

Suministraba a cuatro tiendas en Madrid, y con eso tiraban él, su mujer y un niño que se había ahijado al quedar éste huérfano, y cojo, por una bomba de la guerra.

Pero llegaron los tiempos de la pedagogía moderna y tres inspectores le explicaron que había cosas que no estaba haciendo bien: Para usar esos pegamentos tiene usted que tener un sistema de ventilación adecuado, al chico, ya un hombre hecho, con malas pulgas, debe darle de alta, etc… Le vamos a aplicar un castigo para que aprenda.

Pero el castigo, la multa, fue desproporcionada y el peletero tuvo que cerrar. Del cojo, nuestro confidente, no nos dijo por dónde anda.

Muchos maestros han desaparecido por falta de pedagogía, por no saber mesurarse el castigo: gente que hacía motocicletas que ganaban campeonatos del mundo se fueron a sus casas a ver la tele porque perdían dinero levantándose para ir a trabajar cada día; orfebres cuyos trabajos eran auténticas piezas de museo echaron la persiana; labradores que cultivaban frutas y verduras cuyo sabor hoy día es sólo un recuerdo muy lejano, inexistente para las nuevas generaciones, contemplan el despropósito de la economía especulativa como quien ve pasar un elefante que arrasa con todo.

Luego, resulta que todo eso lo necesitamos: comida, objetos que nos hagan la vida más fácil, máquinas, y vamos a clase para aprender a conseguírnoslo y nos sentamos en el pupitre y esperamos… pero el maestro no llega.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

MP 134



Monstruos perfectos
-134-
Cuando alguien se te acerca despacio y cabizbajo, ten por seguro que algo se ha fastidiado.
La playa, 1996. Alex Garland.