miércoles, 10 de julio de 2013

MP101



Monstruos perfectos
-101-
Imaginó una persiana veneciana cuyas superficies exteriores se trataran con una sustancia que refractara o absorbiera las ondas sonoras. Con una persiana así, los amigos que vinieran de visita una tarde de primavera no tendrían que gritar para que se los oyera, tratando de imponerse al ruido de los camiones que pasaban por la calle. Los dormitorios también podrían quedar en silencio de aquella misma manera: los dormitorios, sobre todo, porque le parecía que el sueño era lo que todo el mundo buscaba en la ciudad y sólo conseguía a medias.
La olla repleta de oro, 1950John Cheever.

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