Chico malo en clase, profesor Walter

Exactamente
eso es lo que le sucede a Walter en el primer capítulo de Breaking Bad. Un
alumno habla en voz alta y molesta. Walter le llama la atención y le pide que
regrese a su sitio. El alumno se levanta con desgana y, mirándole
provocativamente, acata la orden, pero arrastrando ruidosamente la silla por
toda la clase.
¿Qué debería hacer un profesor ante una falta de respeto directa,
ante una provocación que pretende dejarle en evidencia delante de los demás
alumnos?
Muchas opiniones habrá al respecto.Unos defenderán que hay que castigar
al alumno, reprenderle con fuerza, no solo para dejar bien claro que su
comportamiento es intolerable, también para dar ejemplo a los otros chicos.
Otros
opinarán que el profesor ni siquiera debería de haber permitido que el alumno
le provocase, ante una actitud molesta, un castigo ejemplar. No vuelvas a tu
sitio, sino largo, fuera de clase.
Algunos habrá incluso que piensen que habría
que dejar tranquilo al chico, que hable, que no hay que ser tan estrictos. Que
la respuesta del alumno no es más que una defensa al ataque que recibe por
parte del profesor.
Yo opino que Walter toma la decisión más adecuada. Llama la
atención del alumno y le pide que regrese a su sitio. No le castiga, no le saca
de clase, le pide que vuelva a su sitio, que asuma su responsabilidad como
alumno, que es atender y tratar de aprender. Y por último, tal vez por
cansancio, no responde a la provocación del alumno al arrastrar la silla por
toda la clase, sino que espera a que termine para continuar.
Habrá quien diga
que Walter no le está educando, que tal vez quiera que aprenda química pero que
no le está inculcando valores como el respeto por los demás o la
responsabilidad. No lo creo. Walter consigue su objetivo, que es, por encima de
todo, enseñar química. Su obligación no es educar, sino enseñar, para educar
hace falta mucho más que cuatro horas semanales de clase. Y aun así consigue
educarle, transmitirle valores. ¿Cómo? Tratándole con respeto. Walter no le
falta el respeto al alumno en ningún momento, ni siquiera cuando el alumno le
provoca, y eso es educar de la mejor forma posible, con el ejemplo, y no solo
al díscolo estudiante, sino a toda la clase. Por ende, el respeto de Walter se
extiende desde sus alumnos hacia la materia que imparte, lo
que no es más que educar, nuevamente.
Enseñar y educar. Caballos gigantescos que
requieren de jinetes colosales. Y ahí tenemos a Walter, como miles de
profesores, cabalgando en terreno árido sobre su caballo cargado de respeto y
cansancio.
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